Los niños y niñas deben tener momentos y espacios para jugar.
En ese juego también se están desarrollando muchas capacidades mentales y lo más importante, crecemos con los demás en esa convivencia tan mágica que me da el juego libre.
A mí me encanta verlos jugar y oírlos a ser mamás, papás, inventarse mil historias, y cómo las recrean de bien.
Me da pena porque cuando ellos y ellas están jugando, yo estoy con otro grupo haciendo cosas en mesa y me pierdo todos los detalles. ¡Qué pena! Me gustaría estar en todos lados.
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