Se trataba de simular las olas del mar e ir a compás con la música en su ritmo y armonía.
Lo hicieron muy bien, para hacerlo por primera vez.
Seguimos acercando la música clásica y tradicional a los niños y niñas.
No se puede amar lo que se desconoce y lo que no se inculca.
La música es siempre una excusa para hablar, sentir, sonreír, llorar, explorar y jugar.
Mis niños y niñas son felices, son juguetones, son grandiosos.
Me encanta mi grupo, enormemente agradecida.
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